A la hora de incorporar vehículos, maquinaria u otros bienes de uso profesional, muchas pymes y autónomos dudan entre dos opciones de financiación habituales: el leasing y el renting. Ambas permiten disponer del bien sin necesidad de hacer una gran inversión inicial, pero tienen diferencias importantes en aspectos fiscales, contables y de gestión, que conviene conocer antes de tomar una decisión.
En este artículo analizamos qué son el leasing y el renting, sus ventajas e inconvenientes y qué factores debes tener en cuenta para elegir la modalidad más adecuada para tu empresa en 2025.
¿Qué es el leasing?
El leasing es un contrato de arrendamiento financiero en el que una entidad (generalmente un banco o sociedad de leasing) cede a la empresa el uso de un bien a cambio del pago de cuotas periódicas. Al finalizar el contrato, existe la opción de compra del bien por un valor residual previamente pactado.
Características principales del leasing
- Duración: normalmente entre 2 y 6 años.
- Bienes financiables: vehículos, maquinaria, equipos tecnológicos, inmuebles, etc.
- Opción de compra: al finalizar, la empresa puede adquirir el bien pagando el valor residual.
- Fiscalidad: las cuotas de leasing son deducibles fiscalmente como gasto y permite aplicar una amortización acelerada, lo que supone ventajas en el Impuesto de Sociedades.
- Contabilidad: suele figurar como inmovilizado y deuda en el balance de la empresa.
¿Qué es el renting?
El renting es un alquiler a largo plazo (operativo) de un bien, normalmente gestionado por compañías de renting o financieras. A diferencia del leasing, no existe opción de compra al finalizar el contrato.
Características principales del renting
- Duración: habitualmente entre 1 y 5 años.
- Bienes financiables: vehículos, equipos tecnológicos y maquinaria, principalmente.
- Servicios incluidos: mantenimiento, reparaciones, seguro, impuestos y asistencia.
- Fiscalidad: las cuotas mensuales son 100% deducibles como gasto de alquiler, siempre que el bien se utilice en la actividad profesional. No se amortiza el bien, pues nunca pasa a ser propiedad de la empresa.
- Contabilidad: no aparece como activo ni como deuda en el balance, lo que mejora ciertos ratios financieros.
¿Cómo elegir la mejor opción?
Para decidir entre leasing y renting conviene analizar:
- La duración de uso prevista:
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- Si quieres utilizar el bien durante muchos años y acabar siendo propietario, el leasing puede ser mejor.
- Si prefieres renovarlo con frecuencia o necesitas flexibilidad, el renting es más conveniente.
- La necesidad de servicios incluidos:
- Si buscas olvidarte del mantenimiento, seguro e impuestos, el renting es más cómodo.
- Si la empresa ya gestiona estos servicios de forma económica, el leasing puede ser suficiente.
- El impacto contable y financiero:
- Las empresas que desean no incrementar su nivel de deuda suelen optar por renting.
- Si la propiedad del bien es importante y el balance puede asumir deuda, el leasing es viable.
- Ventajas fiscales:
- Ambos ofrecen deducciones, pero el leasing permite amortizar el bien.
- Dependiendo de los beneficios y la planificación fiscal, una asesoría puede indicar qué opción resulta más ventajosa.
- Liquidez disponible:
- En el renting no hay pagos iniciales altos y las cuotas suelen ser más predecibles.
- El leasing puede requerir entrada o gastos iniciales, aunque más bajos que una compra directa.
Tendencias actuales en 2025
En 2025 el renting de vehículos está creciendo notablemente, incluso para autónomos y pequeñas empresas, gracias a la flexibilidad y la inclusión de servicios. Por su parte, el leasing sigue siendo muy popular para financiar maquinaria e inmuebles destinados a actividad profesional.
Las entidades financieras están ofreciendo soluciones híbridas y condiciones más adaptadas a negocios pequeños, facilitando el acceso a ambas modalidades.
No existe una respuesta única: elegir entre leasing o renting depende del tipo de bien, el tiempo de uso previsto, la estrategia fiscal y la situación financiera de la empresa. Para acertar, lo recomendable es analizar bien las necesidades del negocio y consultar con una asesoría fiscal que valore los costes, beneficios fiscales y la conveniencia de ser propietario o mantener flexibilidad.