En el día a día de muchos autónomos y empresas la liquidez suele ser uno de los principales retos. A menudo los impuestos llegan en momentos en los que la caja no acompaña, y es entonces cuando surge una pregunta recurrente: ¿conviene solicitar el aplazamiento del IVA o del IRPF? Te contamos en detalle cómo funcionan los aplazamientos, cuáles son sus ventajas y qué riesgos conllevan, para que los profesionales y pymes puedan tomar decisiones informadas.
El aplazamiento de impuestos o fraccionamiento es un mecanismo que permite al contribuyente posponer el pago de una deuda tributaria y abonarla más adelante, de manera total o en plazos. En España, este recurso es gestionado por la Agencia Tributaria y está regulado por la Ley General Tributaria.
Se trata de una medida muy utilizada cuando los ingresos no permiten atender puntualmente las obligaciones fiscales, especialmente en el caso del IVA y del IRPF, que impactan directamente en la tesorería de autónomos y negocios.
Aplazamiento del IVA
El IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) suele ser una de las cargas fiscales más complejas de gestionar, ya que el empresario actúa como recaudador para Hacienda, ingresando el impuesto repercutido a sus clientes. Esto genera una dificultad añadida: en muchos casos, se debe ingresar un IVA que aún no se ha cobrado(por impagos o facturas pendientes).
En este contexto, el aplazamiento del IVA permite aliviar tensiones de tesorería, pero con ciertas limitaciones:
- No se pueden aplazar deudas superiores a 30.000 euros sin garantías.
- Desde 2017, Hacienda es más estricta: no permite aplazar el IVA repercutido si ya ha sido cobrado, aunque sí puede aceptarlo en casos de facturas impagadas.
- El procedimiento se realiza telemáticamente y suele resolverse en pocas semanas.
Aplazamiento del IRPF
En el caso del IRPF, los autónomos suelen encontrarse con dos tipos de obligaciones: los pagos fraccionados trimestrales (modelos 130 o 131, según el régimen) y la declaración anual de la Renta.
El aplazamiento de estos pagos es más flexible que en el IVA, pues la Agencia Tributaria suele concederlo con mayor facilidad, siempre que la deuda no sea excesiva ni exista un historial negativo del contribuyente.
Ventajas de solicitar un aplazamiento
Solicitar un aplazamiento del IVA o del IRPF supone un alivio de tesorería inmediato: permite ganar tiempo cuando la caja no acompaña y hay gastos prioritarios (proveedores, nóminas, alquileres, etc.). Además, supone una mayor flexibilidad en el pago, ya que se puede dividir la deuda en plazos más cómodos, adaptados al flujo de ingresos.
Además, aplazar los impuestos evita sanciones graves: al presentar la autoliquidación en plazo, aunque se pida aplazamiento, se evita la sanción por no declarar. El trámite es telemático y relativamente ágil, lo que facilita a pymes y autónomos la gestión sin costes administrativos elevados.
Riesgos y desventajas del aplazamiento de impuestos
El aplazamiento del IVA y el IRPF no es gratuito: la Agencia Tributaria aplica intereses de demora (en 2025, del 4,25% anual), lo que encarece la deuda. Un uso recurrente del aplazamiento puede dar la imagen de falta de solvencia, lo que afecta en inspecciones o solicitudes de financiación.
En el IVA, como se ha señalado, no siempre es posible aplazar el impuesto repercutido. Si Hacienda deniega la solicitud, se puede acumular recargo por pago fuera de plazo. Existe, además, un riesgo de efecto bola de nieve, ya que aplazar sin una previsión clara de ingresos futuros puede derivar en una acumulación de deudas difícil de asumir.
¿Qué conviene más: aplazar el IVA o el IRPF?
La respuesta depende de la situación concreta. En el caso del IVA, el aplazamiento suele estar más vigilado, por lo que conviene recurrir a él solo en casos de facturas impagadas o cuando el importe sea reducido. En el caso del IRPF es más flexible y, en muchos casos, más recomendable para aliviar tensiones de tesorería de manera puntual.
En cualquier caso, lo esencial es planificar: valorar el flujo de caja, prever los próximos vencimientos fiscales y analizar si realmente habrá ingresos suficientes en el futuro para hacer frente al pago aplazado.
Recomendaciones para autónomos y empresas
¿Estás pensando en aplazar el IRPF o el IVA? Estos son algunos consejos que conviene tener en cuenta:
- No esperar al último momento. Anticipar las necesidades de liquidez permite explorar alternativas como la financiación bancaria, adelantos de facturas o líneas ICO, que pueden ser menos costosas.
- Usar el aplazamiento de forma estratégica. Es útil como herramienta puntual, pero no debería convertirse en la norma de gestión fiscal.
- Asesorarse previamente. Un asesor fiscal puede ayudar a preparar la solicitud de forma adecuada, justificar necesidades y diseñar un calendario de pagos realista.
- Revisar siempre el coste financiero. Comparar los intereses de demora de Hacienda con los de un préstamo comercial ayuda a elegir la opción menos gravosa.
El aplazamiento de impuestos, ya sea de IVA o IRPF, es una herramienta valiosa para autónomos y empresas en momentos de falta de liquidez. Sin embargo, no debe confundirse con una solución a largo plazo: aplazar hoy implica pagar mañana, con intereses y riesgos añadidos. La clave está en usar este recurso de forma puntual y planificada, siempre con el apoyo de un asesor fiscal que ayude a tomar la mejor decisión.