El debate sobre la situación financiera de los autónomos en España ya ha llegado hasta el Congreso de los Diputados. La ministra de Trabajo, Magdalena Álvarez, se reunió el pasado 23 de julio con representantes de las dos principales asociaciones de autónomos a nivel estatal, la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) y la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) para estudiar la reforma del actual sistema de cotización de este colectivo a la Seguridad Social.
Ambas asociaciones reclaman “pasos adelante y gestos importantes” por parte de la Administración para recuperar la confianza de los autónomos en el sistema público de la Seguridad Social. Entre sus demandas, un plan de cotización por tramos ajustados a los ingresos, una de las demandas más reivindicadas por muchos autónomos en los últimos tiempos.
Actualmente, el colectivo de autónomos españoles asciende a más de 3 millones de cotizantes a la Seguridad Social, con un crecimiento anual del 1% en los últimos años. De ellos, uno de cada cuatro cotiza por encima de sus ingresos, según datos del Ministerio de Trabajo. El sistema recaudatorio actual permite, además, que muchos autónomos sigan pagando una cuota mínima aunque sus ingresos netos sean mucho mayores, ocasionando importantes desajustes para la Seguridad Social.
Aunque sin fecha concreta, la reforma del sistema de contribución a la Seguridad Social para los autónomos parece estar, paso a paso, un poco más cerca. De momento, el Ejecutivo ya ha confirmado que el próximo año suprimirá la tarifa plana existente para nuevos autónomos y todo apunta a que no será el único cambio.
Una cotización más ajustada a la realidad social
La propuesta inicial sobre la que el Ejecutivo está trabajando contempla cinco tramos de cotización definidos en función de los ingresos anuales. Para los autónomos con menos ingresos -hasta el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), fijado en 735,90 euros mensuales y 10.302 euros anuales-, se propone una cuota de cotización mínima de 50 euros durante un máximo de dos años, prorrogable a cuatro. Esta medida supondría un gran balón de oxígeno para muchos de los autónomos españoles, sometidos a una cuota mensual cercana a los 300 euros, independientemente de su nivel de facturación.
Con unos ingresos situados entre el SMI y 30.000 euros anuales, el autónomo podría elegir entre una base mínima de 278 euros al mes y una máxima de 1.106 euros mensuales, común al resto de los tramos. Más allá de los 30.000 euros anuales, los autónomos podrán elegir la base de cotización a lo largo del año y ajustarla al final del ejercicio fiscal. Las bases míminas de cotización quedarían situadas en 357 euros mensuales entre 30.000 y 40.000 euros anuales; 417 euros al mes para ingresos entre 40.000 y 60.000 euros; y 556 euros mensuales para ingresos anuales superiores a 60.000 euros.
Esta propuesta inicial, no obstante, no define factores como el cese de actividad o contingencias profesionales o las cotizaciones voluntarias extraordinarias.
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